Celia Pigueron Wirz
Directora Ejecutiva para México
The Nature Conservancy (TNC)
Este mes de marzo se cumple un año de la pandemia en México y, con ello, la suspensión parcial o total de actividades de distintos sectores, como parte del plan de emergencia internacional. Este cierre inmediato trajo consigo una serie de impactos, pero también de replanteamientos, sobre cómo reactivarnos social y económicamente. Lo que llama la atención es el fuerte mensaje que surge desde todos los sectores sobre
incluir a la naturaleza como parte de la solución, conectando la salud humana con la salud del medio ambiente.
Uno de los sectores más afectados por la pandemia es el turismo, registrando una disminución en la afluencia de visitantes entre 58%-78% en casos más severos, lo cual se traduce entre 100 a 120 millones de empleos turísticos afectados (UNWTO, 2020).
Es difícil dimensionar lo que este dato significa para millones de familias; no debemos de perder de vista la dimensión humana de estas cifras.
En años recientes se ha planteado la importancia del turismo de naturaleza y el turismo con prácticas sustentables. Ha sido una evolución progresiva, ya que aún en los años 80´s no se daba importancia a esta opción de turismo ni a la sustentabilidad del sector. Las autoridades de turismo típicamente no dedicaban presupuesto ni contaban con áreas especializadas en el tema. Sin embargo, la demanda internacional por turismo de naturaleza ha tenido efectos positivos para que países como México reenfoquen sus políticas y campañas de promoción para incluir esta actividad turística. Asimismo, se ha dado cada vez mayor relevancia a orientar el turismo a ser mas sustentable y responsable con el uso de recursos naturales y en el impacto que genera.
De manera paulatina se reconoce que prácticamente todo el sector del turismo depende de los servicios ambientales que brinda la naturaleza, desde contar con aire y agua limpios, acceso a bosques y océanos en buen estado, así como alimentos de buena calidad.
Hay un beneficio que nos brinda la naturaleza que no siempre es reconocido ni valorado, pero que en cierta forma es la base para que el sector turismo pueda ser exitoso; a este beneficio se le conoce como
belleza escénica; el atardecer sobre las montañas, la brisa del mar, el sonido de las aves, todas son experiencias esenciales para las actividades turísticas. Si bien estas experiencias no tienen un precio de mercado, si podemos afirmar que tienen un
valor. Hace algunos años se llevó a cabo un estudio para identificar el valor que tienen las áreas naturales protegidas federales de México. Mediante el estudio se obtuvieron datos interesantes para hacer más visibles los beneficios que brinda la naturaleza a sectores como el turismo, la agricultura, la producción forestal e inclusive como barrera ante el cambio climático. Uno de lo sitos piloto seleccionado fue la Isla de Cozumel, en donde la actividad principal es el turismo; el estudio aportó datos que demuestran que prácticamente la totalidad de la economía de la isla depende del buceo y snorkel, que a su vez dependen del arrecife y la fauna marina que se observa durante los recorridos. Dicho de otra forma,
el estudio demostró que mantener el arrecife en su mejor estado de conservación tiene un valor de 5,493 millones de pesos (304 millones de dólares) al año en promedio para los 1.8 millones de turistas que visitan la isla. 1